«Sí, era muy guapo, la luz no revelaba ningún defecto que la penumbra del Grotto hubiera ocultado. La única diferencia era que allí no había podido percibir la profundidad y la belleza de sus grandes ojos oscuros, tan discordantes junto a esa piel blanca y los claros cabellos rojizos. No, "discordantes" no era la palabra; más bien complementaban unas facciones tan regulares y exquisitas que, sin ellos, se habrían excedido en delicadeza» .
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